Ahogado en alcohol,
penas, ansiedad, dolor
sentados a mi lado,
bebiendo sin medida o razón.
Tinta, sudor y poesía,
que soportan mi ira.
Mi amor por ella,
era mi única reliquia.
"Tempus fugit"
sin ningún tipo de permiso.
"Vita flumen"
sin cauce establecido.
En aquel sombrío bar
de los corazones perdidos
que no tienen sentido,
dónde los pianistas relatan
historias que nunca han vivido.
Se convirtió en mi refugio,
entre tanta mierda y frustación,
entre tantos otros como yo,
que comparten alegrías vacías.
Pensaba en aquella mujer,
pensaba en aquella vida,
pensaba en aquel atardecer,
para jamás olvidar...
En silencio solía imaginar,
que el fin no podía tener lugar,
entre aquel manto de felicidad
que te cubría sólo por la mitad.
Me suicidé.
Simplemente
dejé de ser
y, a ti, de querer.
Y descubrí otro mundo
incierto, pecaminoso
tentador, placentero.
Fuera versos sinceros.
A la mierda palabras en exceso
y ruegos sin regreso.
"Carpe diem" en ella.
"Locus Amoenus" sin freno.
Aquella melodía me esperaba,
la música me llamaba
Prometía amor sin contrato
y caricias traducidas
en bálsamos sin frasco
sin lugar para el réquiem.
Correspondí sin pensarlo
e hicimos el amor entre las líneas
de aquel prohibido pentagrama
hasta el final
de aquel interminable compás...