"Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón" - Michael Ende

martes, 13 de agosto de 2013

Jamás (Absurda Realidad)

En el rojizo horizonte
los trazos de un pintor que ya no pinta,
que ya no late, que no responde,
que ya no se expresa como hacía antes.
Plasmaba nuestros raros días de veinticinco horas
y caricias sin final,
emigrando a Dios sabe dónde...

Fue el tiempo que malgastamos
el que nos condenó a vivir mentiras,
traiciones, suplicios,
ficticia felicidad.
Nos prometimos poesía bucólica
y nos vendimos estrofas marchitas.

¿Quién eres tú para usurpar el lugar de mi amada?
Ella no podía soltar mi mano,
no quería respirar otro aire que no fuera mío,
no quería que los días marcharan en vano,
hizo que dejara de desear el cielo en la tierra.

¿Eres tú? Era ella.
Imposible asimilación para mi vulgar corazón.
Diosa de mis poemas, alegrías y desdichas,
tornada en la manzana residual que me envenena,
en un acero más ardiente que cualquier cadena.

Yo era un simple mortal...

Ignoraba cómo continuó sin atisbo
¿Tenía yo la culpa? Prefería pensar que la vida nos negó.
Ambos siempre supimos que murió, se acabó,
partió de aquel pueblo donde no hubo lugar para las estaciones.

Lo rechazaba, pero tú no.
Luchaba, pero tú no...

Hastío en el pensar en nuestro futuro,
vacío de lágrimas secas que ardían mi piel.
Falsas e hipócritas sonrisas
predecían el ocaso de nuestra aventura sin rumbo.

Mi muñequita de porcelana,
mi pequeña estrella dorada,
mi letal antídoto contra la vida en pena,
mi cauce por dónde fluía sin mirar atrás...

Te quería, te quiero, te querré.
Siempre en tu reflejo en el agua turbia.
En tus días, tus enfados y tus noches,
en mi absurda realidad que te impide marchar.

Aquella en la que ya no estás...
Jugaba a inventarnos y solía imaginar...

Jamás.