"Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón" - Michael Ende

domingo, 20 de agosto de 2017

La Reina

Habitas en mis sueños,
los llenas de magia y deseo,
haces que la pena huya rauda
más allá de lo etéreo.

El reloj ya no mide tiempo,
el Sol no tiene cometido claro
y se dedica a amar a la Luna,
envidiando, le tomo ejemplo.

Yo, un mortal común
que está lejos de la luz.
Estoy perdido en el fuego
y no eres mar que lo apague.

Eres el todo sin partes,
la suma de todas mis variables,
eres la corriente salvaje
que atraviesa mis nervios.

Quizá no vengas con Morfeo
y estés obligada a estar aquí
retenida en un bucle sin fin.

Quizá no lo hayas elegido,
y quieras escapar más allá
del límite onírico.

Quizá sigues ahí,
persistiendo en hacer
el corazón latir.

Me amas, y yo a ti
necesitar nada, desprenderse de todo
y un simple gesto,
la vida en una sonrisa de marfil.

Tú,
en mi océano azul.
Tú,
a la deriva en mi rumbo.

Defiéndeme...

Tú ,
desafías a la física
escapando a mi control.

Tú,
has construido un "nosotros"
en un lugar yermo.

Sálvame...

Tú,
me has devuelto lo perdido
y me lo has quitado a la vez.

Tú,
me amas sólo en mi sueño
y mueres al alba,
regresando cual fénix
para llorar vida. 

Tú,
eres la inspiración
de todas mis sonrisas.
Siendo una musa entre los dioses
sin dudar te elijo a ti.

Protégeme...

Como la reina 
que guarda al rey
en una partida de ajedrez.

Quizá haya un modo mejor,
quizá sea incontrolable mi amor,
quizá el jaque mate llegue
con cada despertar.

Los aullidos de la realidad
regresarán famélicos a por mí.
No me dejes solo, no aquí
ni volver a la oscuridad.

Que habita en la realidad prohibida,
en la que no eres real.
Ni en esa guerra constante 
en la que lucho sin ti.

Porque soy como el débil rey,
que pierde a su reina
en una partida de ajedrez.

Este trono árido y muerto 
carece de todo sentido
sin tu olor cautivante,
sin tu mirada hipnotizante,
sin tu piel de cristal,
sin tu voluntad de metal,
sin tu mundo de caos,
sin tus sueños sobre volar,
sin tus miedos sin calmar,
sin tu viva electricidad,
sin ti, a secas,
para poder compartirlo conmigo.

Tú,
(Defiéndeme)
en la guerra.
Tú,
(Protégeme)
en la pérdida.
Tú,
(Sálvame)
de la soledad.

Jaque...



martes, 27 de junio de 2017

Atrás

Cerca estás,
cautivo en rechazo,
no puedo dejarte marchar.

Hoy sangro, 
inerte...
déjame abandonar.

Solo quedan recuerdos
como malas hierbas
difíciles de arrancar.
Raíz profunda y voraz
arrasa para vivir
devasta para nutrir
aquello que al olvidar
me permite ser feliz
que soy yo sin ti
más que tú sin mí.

Mi mundo de papel
ardió ante tus ojos
lento, visceral
oscuro, lumbre mojada.
La puerta cerrada,
sonrisa secuestrada,
los ojos de roto cristal
y el corazón sin guía,
sin luz ni Mesías,
agrietado como los versos
que hoy te escribo,
palpando el profundo hueco
que has dejado a medio hacer
y no puedo reponer...

Fui aquella fortaleza
que no pude defender
y a sus soldados, salvar.
Puse férreas barreras
que no puedo demoler,
muros gélidos que admirar,
bombas sin dinamitar,
zanjas pútridas llenas
de sentimientos tornados tóxicos
de todo lo que, por ti, 
dejé atrás.

Y hoy te dejo a ti
te dejo atrás.
No habrá virus que sanar
ni muertos a los que llorar.
Trenes para alcanzar,
apuestas que perder,
fue mi corazón el que estuvo en juego
y lo recuperé
en mil retazos,
irreconocibles pedazos
como yo me siento...
sin ti.

Pero hoy dejo que seas tú
saber qué se siente
al quedarse muy lejos
del calor del fuego
que soy yo,
y de ese amor puro,
habitante de mi interior,
morador del sentimiento,
dedicado pirómano,
señor de las llamas oscuras
en incendios que no se apagan solos.
Agua para tu vivir sería
pero tú, elegiste pasar sed...
y mirar hacia otro lugar.

Lejos quedarás
presa del olvido.
Soy yo el que te deja marchar.

Hoy sonrío, 
vivo...
y te dejo atrás.


lunes, 16 de mayo de 2016

Irreversible

Cuando no es suficiente
y el llanto borra puras sonrisas,
desgarrando dolor latente
que no cesa de herir.

Cuando llueve sobre mis sueños de papel
es la tinta hecha de ilusión la que fluye
hacía ríos sin fijado destino
que van para nunca volver.

Cuando das la vuelta a mi mundo de cristal,
y la nieve cae hacia el cielo.
Mis deseos se marchan con las auroras,
fuiste el sol
...pero dejaste de brillar. 

Cuando Luna y Tierra olvidaron bailar
las estrellas se perdieron en el más allá,
como cuando lloro y no me ves,
lo hago por ti, decido callar.

Cuando trato de hacerte ver
que no hay rincón posible,
y tu tempestad ha arrasado mi amor
dejando sus aguas irreversibles. 

Cuando la ignorancia se hace rutina,
hablar, dialogar y no valer,
no cambiar, no admitir, no crecer
y, con los errores, permanecer.

Cuando el orgullo te impide cambiar,
y (¿)(me)te odio(?) en lo más profundo de mi ser
y lo llamo amar, pero no lo es.
No lo es, no lo será,
no lo fue...

Las plegarias, las risas
las peleas y vaivenes,
los abrazos, las pasiones,
los feos y los detalles...

...si todo ello no valió de nada
habiendo apostado todo tu corazón
¿Qué queda al final del cruel juego?

Dime qué, porque no puedo avanzar 
y porque no sé encontrar 
la respuesta correcta, la verdad.
(Dime)
Para poder cerrarte la puerta,
arrojando tu recuerdo al fondo
de ese gélido mar donde yace
lo que jamás encontrarás.

Mi cielo moría en tu atardecer,
con la penumbra, la soledad,
los imposibles...

...y manchaste mi amor,
tornando sus claras aguas 
irreversibles.













domingo, 14 de febrero de 2016

Eones

Una historia de amor
que duró eones,
hasta el fin de los tiempos
en sus marchitos corazones.

De todas las situaciones
las vividas, las recordadas,
las olvidadas, las odiadas,
veraces frente a ilusas.

No queda nada
ahora que miro atrás.
Ni siquiera deseos de hadas
las traerían de vuelta.

El viento se llevaba las palabras,
la lluvia empañaba las miradas,
las tormentas eran como nosotros,
emocionales, viscerales, idiotas...

Y me lo repito sin cesar,
no queda nada, nada que rescatar,
ni incendios que reavivar,
no hay bosques que repoblar.

La nada y el todo,
agua y aceite fuimos y seremos.
Piérdete en mis memorias, en las biografías
que jamás redactaré, que jamás leerán.

Empieza por desaparecer aquí,
desvanécete dentro de mí,
y jamás vuelvas, no regreses
no te espero, no hay deseo,
sólo baúles etéreos
llenos de mierda y buenos recuerdos,
esqueletos de sonrisas
que no habrán de ver el cielo.

Aquella historia
que en mi corazón
no duró eones...


martes, 22 de septiembre de 2015

Mapas de arena

Llamas que me dan vida,
toxinas que no hieren, resucitan,
como el travieso mar de idas y venidas
con la bajamar, solo, he quedado.

Frescor y brisa rememoran
tantas sensaciones vividas.
Esos mapas de arena en la playa
que no marcaban un fijo destino.

Cartas que escribimos se marchitan
para nunca hacer sus palabras,
como los zafiros de azur
que los años no consiguen opacar.

Nuestros nombres estaban allí
grabados en las puertas de la inmortalidad.
Ni guerras egoístas, ni ponzoñas malditas
robaron un segundo de amor.

Hubo historias para dar y tomar,
interminables sociedades por criticar,
imposibles enigmas que descifrar,
como la inmutabilidad de tus ojos.

Y la cuenta se hizo imposible de seguir,
las eras, los eones...
el tiempo se volvió contra mí
desde que no estás.

Esa simpleza que nos hacía mejores,
no pertenecíamos a ningún lugar
y de todos éramos señores.

Te encantaba jugar en el mar...

Recuerdo aquellos siglos de infancia
tiempo para caer y levantar,
de jugar, reir, llorar, experimentar...

Locura emocional sentía,
chispa fuiste que prendió mi vida,
ardiendo el bosque, encendiendo el Sol
y dejando mi cuerpo negruzco carbón.

10000 años han pasado ya...

Sentado en el abismo,
recordándote jugando en el mar,
en aquella playa donde los mapas de arena
no llegaron nunca a alcanzar.

Nunca desaparecerás mientras yo exista 
para poder contar que perdí la cuenta,
que te encantaba jugar en el mar...




domingo, 13 de septiembre de 2015

En Nunca Jamás

Es verte sonreir así
y abrirme el corazón.
Contigo, existir sin fin
donde no alcanza el temor.

Tu perfección roza
hasta la más vulgar, latente
y extravagante de las dudas
que habitan aquel paraíso incoherente.

Allí no hay percepción u olor
sabor, tacto o color.
Tu esencia destilada en mis labios,
tu amor que llena vacíos.

Y siempre me escuchas
y no me dejas escuchar.
Pones palabras en mi boca
que no me atrevo a decir.
Eres la sal de mi océano
para no dejarme hundir.

Contigo la pena se marcha
hacia Nunca Jamás,
segunda estrella a la derecha
como bien decía Peter Pan.


La verdad...

No serías en mi reflejo
ni mirarías más allá.
Lloraba vida en aquel diario muerto
porque sólo yo podía recordar.

Ibas y volvías sin cansar,
susurrándome tu falta de marchar,
hasta que las drogas de color
te desterraron muy lejos del Sol.

Nada existió de lo que viví
y quedaste bien latente, sigues ahí.
Te espero en el "sinlugar" sin tiempo,
deshojando verdades, diciendo idioteces,
de este mundo creyéndonos reyes,
buscando nuestra armonía en el viento.

Leyendo ese diario hasta doler...

No dejaste de reir. 
Estabas allí
en el fin de los días...




jueves, 16 de julio de 2015

El reflejo burlón

Un reflejo opaco se burla
usando la mofa como mejor arma,
forzando al olvido
la vida tal y como la he querido.

Aquellos días en los que la vergüenza
no era aliada, no era enemiga,
no era en mi vida, ni en la tuya
venía de fuera; ignorada era.

Esa vida que no pasa en balde,
ni avisa, ni llama, ni advierte.
Y aquí estuvimos y estamos los dos
tratando de descifrar nuestras mentes.

Entre brumas confusas y guerras de codicia,
donde los mundos de cristal se han roto
y se han llenado de avaricia,
donde no quedan más que los otros y la envidia.

No te quieres, no te valoras/n,
hasta tu reflejo te pierde el respeto
diciéndote que tu interior carece de brillo 
sin miramientos...

No lo combates, no te aprecias/n,
está arraigado a tus ideas y su entredicho credo.
Has ganado ese curioso juego 
que se gana perdiendo...

Sumergido en una emulsión sin vuelta atrás,
intentas aparentar que no quieres regresar,
pero tu reflejo sigue con la sorna altiva  
porque jamás complacerá su exigente vista.

Se han impuesto a tu sonrisa,
han abolido tu modelo de vida,
y tú, ajeno a ello, caes en la red
y entierras al ser que solías ser.

Vuelve antes de que sea tarde.
No son bien, no quieren serlo tampoco
sólo son lobos con orejas de conejo, 
como sabiamente contaban los cuentos.

Acéptalo y echátelo a la espalda
y sé como un cactus en medio del desierto,
donde la flor más bella y pura aguarda
a brillar en el más frío día de invierno.

El reflejo burlón desapareció
trayendo consigo esas sonrisas perdidas
que el lobo social te robó... 




lunes, 25 de agosto de 2014

El hombre "sin lugar"

Los libros olvidados cuentan
una historia sin tiempo ni coherencia
que descubrí mientras vagaba
por mis rincones pretéritos a ciegas.

Ese fui yo, el hombre "sin lugar"
un apodo fácil de adoptar,
un Mr. Vértigo que no podía volar,
un soñador que corría en vigilia.

Adolescente adulto sin límite
sin fecha de caducidad.
Mujeres, alcohol, cero preocupaciones,
sin responsabilidades que asumir o precios que pagar.

Permitidos excesos sin deceso
en bares llenos de vicio y humor negro,
en locales de sexo su dueño,
y en calles presas de triste misterio.

Alertado del peligro millones de veces,
ignorado el aviso otras tantas.
No hubo afecto, no lo quería,
sólo el de novias nocturnas que iban y venían.

El ser sin lugar, sin parar,
aclimatado a una vida a malgastar,
nadie iluminaba mi falsa caverna
y el mito se hizo verdad.

Entonces, cuando no esperé, ocurrió,
la luz se abrió paso entre el fulgor
de brillos extraños y falsas tonadillas
como el príncipe que se enfrenta al dragón.

Una extraña controversia que aniquiló
e hizo añicos mi falsa modestia,
un maremoto que no destruye, sino riega;
eso fueron sus ojos, su sonrisa, una estrella.

Y me hizo regresar a donde nunca creía pertenecer,
a donde nunca tuve deseos o pretendía ser.

Me dio algo más que un lugar,
me dio su amor, sus esperanzas
sus sueños y defectos de guardar,
olores que ahora destilo en combustible vital.

Los libros olvidados no cuentan
que la eternidad me pertence a la hora de quererla.
Vuelve a ser real, regresa a mi morada
porque me he perdido, de nuevo, en la soledad.


martes, 22 de julio de 2014

Zen (Tercer Ojo)

Purificado en la muerte de mis sueños,
anclado en realidades y un único deseo:
que sean divergentes y paralelas,
que no sean la verdadera.

Esos son los sueños en los que me consumo,
ardiendo, llorando, bebiendo y demás gerundios
en los que lo positivo sufre de cierto recelo
y lo oscuro se abre camino en la luz del cielo.

Quise conocer los secretos malditos
que rigen opciones, decisiones de juiciosa razón
en la realidad desde la que escribo
sentado en un tren sin destino aparente.

Observando almas tristes,
ignorando motivos particulares, aceptando los generales,
revelados por un tercer ojo en el que no creía
y que es más real que abundantes promesas vacías.

De las que tú eres fundadora
y no puedo huir de ti, del zen, del fin,
de nuestro ocaso falso y ruín,
tesoro lleno de recuerdos y su llave en el mar.

Arenas del desierto que caen sin cese
abocadas a hundir y enterrar mi soledad
entre tantos similares, 
pero diferentes pendientes de evaluar.

Justifico que el zen no era tan mal lugar,
estaba a salvo de la mortifera red viral
expandida a conciencia a través del globo azul,
de la que tampoco estabas a salvo tú.

El tercer ojo cayó en el olvido
la normalidad cumplió gustosa
con su cometido.

Ese gran y fatídico error
fue olvidar que éramos un todo los dos...




domingo, 22 de junio de 2014

El mundo de cristal

Nieva, pero no es verdad.
Agua, que no se deja oler ni probar.
Y ese manto me cubre,
y yo sin querer protestar.

Muñeco de nieve caduco de fecha,
oxidado como fresas de invierno,
acuñado como moneda de cambio,
diseñado para observarte de cerca.

A ti, princesa de huesos,
de bellos ojos y labios pasajeros.
Día a día, rutina a rutina
mi corazón se droga de esa morfina.

Poderosa eres para cambiar mi realidad,
la agitas, sacudes y llueven sonrisas.
Crecimos juntos y te hice reir
hasta en el peor de tus días.

Imbécil de mí
enamorándome en la peor de las ventiscas.
Iluso sin fin
desde la nevada más polar y fría.

Notaba tu triste respiración,
rebotaba en mi cúpula, sin parar.
Quería darte el calor que a mí me sobraba,
que no podía ser en mi tormenta glacial.

Polvo de cometa nubló mi vista,
mató la humanidad que me habías creado.
Durante tantos segundos humano
y enloquecido el resto del tiempo.

Horas tornadas en lustros,
años vueltos eternos milenios.
Nieve, frío, soledad...
ahogado estoy en el océano de la verdad.

Olvidaste mi nariz de zanahoria,
los botones de madera 
y la posición del que me faltaba.

Olvidaste darme vida, darme risa, darme paz
como cuando ponías patas arriba 
mi mundo de cristal...