Puntos suspensivos en mi boca,
representan tu imágen en mi mirada,
y ya no sé si lo que me toca
es amor u olvido sin coartada
¿Y si todo lo que sentí una vez,
murió bajo el azul
de aquellos días grises?
¿Queda algo de vida
en un cementerio lleno de sentimientos
y lágrimas perdidas?
Ahora cuando te miro,
observo lo ciego que estoy,
incluso mirando al vacío.
Al no poder odiarte como debería,
al no poder estar en paz sin guerra,
al no poder respirar sin tu tutela,
al no querer vivir sin alegría.
¿Adónde fue?
Se lanzó de cabeza al fuego.
Y allí no había ni agua ni hielo,
para salvarlo, para curarlo
de tu ego...
Y jamás lo sentiste.
Nunca, por mi, un sólo dedo moviste,
mientras yo corría desafiando a mi tiempo
para poder juntarnos contra el viento.
Te odio.
Es tu culpa.
Lo sabes.
cállate...
Salió de mi caverna,
la cruz de mi moneda,
la cual sólo
contra tí me alienta.
Me dice, me aconseja
lo siguiente:
Pinta su retrato
en el sucio barro
y juega a lanzarle piedras
sin tacto...
Demuéstrale que sus gestos,
sus miradas, sus sonrisas,
sus llamadas...
ahora están ahogadas,
en la más profunda y fría
de las nadas.
Le haré caso,
al fin y al cabo,
todo aquello que sentí
será borrado,
para morir en el pasado...
Te quise.