"Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón" - Michael Ende

martes, 25 de junio de 2013

¿Quieres quererme?

Una pregunta tan incoherente 
como egoista e imparcial,
está trastornando, descolocando mi mente.
Suena egoísta, lo sé, me da igual
me es completamente indiferente.
Ahí va, la lanzo al aire

"¿Quieres quererme?"

Los puntos suspensivos iluminaron toda la escena
y el público enmudeció ante tal visión.
El diálogo se volvió mudo y ciego
entre nosotros dos.

Quebró el interior de algo hueco desde hacía tiempo,
un disfraz sucio, una coraza agrietada
que el hielo de tu voz 
no hizo más que empeorar.

Y mi cara se convirtió en el cauce,
en un afluente de emociones dispares
que se agolpaban por correr a raudales
y desembocar en el muerto océano.

Había estallado una explosión invisible,
asqueroso azufre que nadie era capaz de oler,
delicada pólvora, dinamitada por tu "no"
y no fueron cientos, fueron miles los pedazos
que no he podido volver a juntar.

Mi escritura se torció en la duda
de si te he perdonado o reniego de ello,
de si los paisajes que te he pintado han ardido,
se han consumido, calcinado, desaparecido
o siguen impolutos, brillando en sus lienzos.

Queda dicho en el papel rasgado
de la carta que jamás merecerás.
Deseo que nuestros recuerdos juntos
tengan un buen viaje, un bonito vuelo,
que se pierdan y que no tengan prisa
por volver.

Amor de sal en heridas sin suturar.
Buscando una aguja en un pajar.
Llevará tiempo, pero allí estárá.
Ambos lo sabemos...
¿Lo deseamos?

Llueve agua maldita camuflada en nubes negras.
Beberé y sonreiré hasta que consiga atrapar la luz,
bailaré hasta que la mentira se destile 
en fragancias de jazmín.

Supernova por renacer.
Borracho te lloré 
hasta el amanecer...

¿Querías quererme?

domingo, 9 de junio de 2013

Torcidos renglones

Corremos detrás de sombras difusas,
adversas, contrarias, enfrentadas
con el sol de una mañana real
que nos empeñamos en ocultar.

Nuestra razón para ser diferentes
no se aprende en manuales inertes
ni siquiera se puede imitar 
de corruptos sistemas disfrazados de tutores.

¿Hay lugar para una moneda de doble cara
en un mundo que se niega a que caiga de canto?
Donde los sentimientos son controlados
por hilos sutiles que no deberían estar atados.

En papel todo se lee muy bien,
valores que, por todas partes y ocultos en férreos mensajes,
esperan a ser aplicados por seres 
que olvidaron cómo se lee entre renglones.

Torcidos renglones... 

Desencantado fui al jardín del Edén, 
una evasión para jamás repetir,
pero allí no había refugio para mi.
Requería de aquello que ignoraba que carecía:
una palabra, un derecho, 
mi libertad...

Porque para ella no hay contratos,
ni siquiera el diablo puede redactarlos.
¿Quién la ha guardado en herméticos frascos
abandonados en yermos para no ser recordados?

Una libertad que sólo adorna tópicos,
que encaja en poemas con sentimientos apócrifos,
pero de la cual no nos dejan arrancar
ni uno sólo de sus finos cabellos.

Al igual que el veneno en pequeñas dosis
puede sanar el peor de los males,
nuestra libertad en grandes cantidades
hará lo suyo en vosotros, ladrones.

...que sólo yo puedo entender.

Cuando me han incitado a perder las palabras,
cuando busco valores y solo encuentro frías nadas,
es el momento de escapar del contrato social
que no tuve ocasión de aceptar.

Y buscar en el rincón más oscuro, 
prendiendo una chispa de calor, color y amor.
Que se extienda el incendio,
hasta que se extinga mi particular aliento.

Y darnos la vida, mirarnos
y, sin hablar con el corazón en la mano,
sabremos lo que es correcto
y lo que es en vano.

Para hacer que mis torcidos renglones
no sean sólo una de mis manías.
Para haceros ver y creer
que aquellos días raros fueron y serán siempre los mejores...



domingo, 2 de junio de 2013

Azur

Como garabatos carentes de sentido en un viejo papiro,
como el azur de aquel zafiro perdido hace siglos,
te ganaste el perder todos aquellos dones
que falsamente te había otorgado.

Siempre fue una esencia corrupta,
yo seguía creyendo que estaba impoluta.
Y se convirtió en errantes volutas de polen
alérgicas a más no poder.

Sigo acordándome de ella 
en cada letra de este invisible poema,
pero nunca más, jamás, para no volver
aquella sensación de deseo 
sin atardecer.

¿Acaso hay lugar para la sorpresa en esta situación?
No debería, aunque jamás dijiste que no.
Tirábamos los dos de una hiriente soga
que estaba destinada a romper.

Pero dejó heridas que no se podían ver
en mis manos, en mi cara, en mi pecho,
cicatrices sin navaja, sin embargo,
fueron tus hechos la peor de las armas.

No hubo tregua para la reflexión,
sólo hubo tiempo para poner en jaque
a la razón...

Imagina un rompecabezas sin resolver
mientras, a oscuras, 
buscas las piezas por doquier.

No encajarán, ni se unirán 
si no dejas de utilizar
esos ojos que se cansaron de mirar
a la felicidad enfrentada con la coherencia.

No.
No.
No...
Así... 

Y vuelves otra vez; lárgate. 
No vuelvas a mi mundo onírico,
dónde no tienes razón para doler,
dónde la tinta de nuestra historia no es indeleble,
dónde todos aquellos detalles perdieron su validez,
dónde las avestruces vuelan, los dioses existen y las canciones callan,
dónde es sólo mi negra justicia la que manda,
dónde no existen los lugares y el tiempo no se puede medir,
dónde yo sólo veo ese rincón 
que dejó de ser para ti...

El caudal de mis lágrimas se ha secado.
No hay deshielo a la vista.