"Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón" - Michael Ende

martes, 22 de septiembre de 2015

Mapas de arena

Llamas que me dan vida,
toxinas que no hieren, resucitan,
como el travieso mar de idas y venidas
con la bajamar, solo, he quedado.

Frescor y brisa rememoran
tantas sensaciones vividas.
Esos mapas de arena en la playa
que no marcaban un fijo destino.

Cartas que escribimos se marchitan
para nunca hacer sus palabras,
como los zafiros de azur
que los años no consiguen opacar.

Nuestros nombres estaban allí
grabados en las puertas de la inmortalidad.
Ni guerras egoístas, ni ponzoñas malditas
robaron un segundo de amor.

Hubo historias para dar y tomar,
interminables sociedades por criticar,
imposibles enigmas que descifrar,
como la inmutabilidad de tus ojos.

Y la cuenta se hizo imposible de seguir,
las eras, los eones...
el tiempo se volvió contra mí
desde que no estás.

Esa simpleza que nos hacía mejores,
no pertenecíamos a ningún lugar
y de todos éramos señores.

Te encantaba jugar en el mar...

Recuerdo aquellos siglos de infancia
tiempo para caer y levantar,
de jugar, reir, llorar, experimentar...

Locura emocional sentía,
chispa fuiste que prendió mi vida,
ardiendo el bosque, encendiendo el Sol
y dejando mi cuerpo negruzco carbón.

10000 años han pasado ya...

Sentado en el abismo,
recordándote jugando en el mar,
en aquella playa donde los mapas de arena
no llegaron nunca a alcanzar.

Nunca desaparecerás mientras yo exista 
para poder contar que perdí la cuenta,
que te encantaba jugar en el mar...




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