"Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón" - Michael Ende

lunes, 25 de agosto de 2014

El hombre "sin lugar"

Los libros olvidados cuentan
una historia sin tiempo ni coherencia
que descubrí mientras vagaba
por mis rincones pretéritos a ciegas.

Ese fui yo, el hombre "sin lugar"
un apodo fácil de adoptar,
un Mr. Vértigo que no podía volar,
un soñador que corría en vigilia.

Adolescente adulto sin límite
sin fecha de caducidad.
Mujeres, alcohol, cero preocupaciones,
sin responsabilidades que asumir o precios que pagar.

Permitidos excesos sin deceso
en bares llenos de vicio y humor negro,
en locales de sexo su dueño,
y en calles presas de triste misterio.

Alertado del peligro millones de veces,
ignorado el aviso otras tantas.
No hubo afecto, no lo quería,
sólo el de novias nocturnas que iban y venían.

El ser sin lugar, sin parar,
aclimatado a una vida a malgastar,
nadie iluminaba mi falsa caverna
y el mito se hizo verdad.

Entonces, cuando no esperé, ocurrió,
la luz se abrió paso entre el fulgor
de brillos extraños y falsas tonadillas
como el príncipe que se enfrenta al dragón.

Una extraña controversia que aniquiló
e hizo añicos mi falsa modestia,
un maremoto que no destruye, sino riega;
eso fueron sus ojos, su sonrisa, una estrella.

Y me hizo regresar a donde nunca creía pertenecer,
a donde nunca tuve deseos o pretendía ser.

Me dio algo más que un lugar,
me dio su amor, sus esperanzas
sus sueños y defectos de guardar,
olores que ahora destilo en combustible vital.

Los libros olvidados no cuentan
que la eternidad me pertence a la hora de quererla.
Vuelve a ser real, regresa a mi morada
porque me he perdido, de nuevo, en la soledad.


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