"Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón" - Michael Ende

domingo, 22 de junio de 2014

El mundo de cristal

Nieva, pero no es verdad.
Agua, que no se deja oler ni probar.
Y ese manto me cubre,
y yo sin querer protestar.

Muñeco de nieve caduco de fecha,
oxidado como fresas de invierno,
acuñado como moneda de cambio,
diseñado para observarte de cerca.

A ti, princesa de huesos,
de bellos ojos y labios pasajeros.
Día a día, rutina a rutina
mi corazón se droga de esa morfina.

Poderosa eres para cambiar mi realidad,
la agitas, sacudes y llueven sonrisas.
Crecimos juntos y te hice reir
hasta en el peor de tus días.

Imbécil de mí
enamorándome en la peor de las ventiscas.
Iluso sin fin
desde la nevada más polar y fría.

Notaba tu triste respiración,
rebotaba en mi cúpula, sin parar.
Quería darte el calor que a mí me sobraba,
que no podía ser en mi tormenta glacial.

Polvo de cometa nubló mi vista,
mató la humanidad que me habías creado.
Durante tantos segundos humano
y enloquecido el resto del tiempo.

Horas tornadas en lustros,
años vueltos eternos milenios.
Nieve, frío, soledad...
ahogado estoy en el océano de la verdad.

Olvidaste mi nariz de zanahoria,
los botones de madera 
y la posición del que me faltaba.

Olvidaste darme vida, darme risa, darme paz
como cuando ponías patas arriba 
mi mundo de cristal...



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